
Los recursos naturales son imprescindibles para mantener el equilibrio de los ecosistemas, además de satisfacer las necesidades que se nos presentan en nuestro día a día. Sin embargo, la presión ejercida por las actividades humanas sobre ellos viene profundizando los desafíos a nivel global. Es por esto por lo que instituciones como la Escuela de Sostenibilidad desde Colombia enfocan su acción en formar profesionales que estén en la capacidad de enfrentar estos desafíos al tiempo que promueven un uso responsable de los recursos.
La comprensión de la naturaleza, así como la correcta gestión de estos recursos se ha vuelto fundamental en estos tiempos. En ese sentido, el tema de las energías renovables cobra cada vez más relevancia, más en un país como el nuestro, en el que la transición energética se ha puesto como una necesidad primordial para el corto, mediano y largo plazo. Es así como con la Maestría en Energías Renovables de la Universidad Europea en Colombia podrás formarte para planear y ejecutar proyectos y estrategias encaminados a potencializar las energías solar, eólica, hidráulica, biomasa y biocombustible
Entendemos los recursos naturales como aquellos elementos y materiales que son proporcionados por la naturaleza y utilizados por los seres humanos para su subsistencia y desarrollo. Estos son capaces de regular el clima, además de proporcionar alimentos, medicinas y materias primas. Y, al hacer parte de la biodiversidad, permiten el avance de actividades como la agricultura, la pesca y la pesca.
Existen distintos tipos de recursos naturales, divididos en dos grandes categorías:
Aquellos que tienen la capacidad de regenerarse mediante ciclos naturales, como es el caso del ciclo del agua o de la fotosíntesis en las plantas. No obstante, su excesiva explotación puede impedir su completa reconstitución, un ejemplo de ello es la deforestación intensiva de bosques, que puede erosionar el suelo, alterar el ciclo del agua y producir cambios en el clima regional.
Son los que existen en cantidades limitadas, por lo que su regeneración no se da a corto plazo. Este es el caso de los combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón, además de ciertos minerales que, una vez se han agotado, no pueden reemplazarse de manera fácil.
La comprensión de esta clasificación y de sus implicaciones es de vital importancia para el diseño de estrategias de gestión que sean sostenibles y permitan conservar el equilibrio ecológico.
A la sobreexplotación de los recursos naturales se le conoce como su uso excesivo e insostenible, trascendiendo su capacidad de regeneración o de disponibilidad. Esto suele atribuirse al crecimiento de la población, sumado al aumento de la demanda de productos y servicios, y aunado a la falta de una gestión adecuada.
Existen distintos y variados ejemplos de la sobreexplotación en el mundo, algunos de ellos son la deforestación masiva por la tala de árboles, la pesca intensiva, la minería descontrolada y el uso excesivo de agua dulce. Estas son acciones que generan desequilibrios ecológicos capaces de afectar de forma negativa tanto a la biodiversidad como a la calidad de vida de las personas.
Entre algunas de las muchas secuelas de la sobreexplotación se cuentan la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la desertificación. Por lo general, la gestión inadecuada de los recursos degrada los ecosistemas, convirtiéndolos en unos menos resilientes y más vulnerables a otros impactos. Esto redunda en comprometer su futuro, además de los servicios que pueden prestarnos en relación con la salud humana y ambiental.
Un ejemplo de ello es el hecho de que, en regiones como el suroeste de Estados Unidos o algunas zonas de España, caracterizadas por la aridez, la sobreexplotación de acuíferos ha ocasionado la escasez de agua potable, sumado a la baja calidad del recurso disponible.
Además de esto, la explotación no controlada de los recursos naturales tiene también implicaciones económicas como son que la falta de ciertos recursos puede provocar aumentos en los precios de productos básicos y generar conflictos entre comunidades o países por la disputa del acceso a dichos recursos.
Frente a esta situación, se hace imprescindible el adoptar enfoques de gestión sostenible que posibiliten la protección de los recursos naturales a largo plazo. La sostenibilidad ambiental es la finalidad de estos propósitos, que le apuntan a que seamos capaces de cubrir las necesidades actuales sin llegar a comprometer la capacidad del planeta para cubrir las necesidades futuras.
Una de las estrategias más adecuadas para la conservación de los recursos naturales es el impulso y la promoción de la formación de nuevos profesionales del campo ambiental. Esto, mediante programas académicos como el de la Maestría en Gestión Ambiental de la Universidad Europea en Colombia, con la que los profesionales interesados en profundizar en este ámbito adquirirán las herramientas y conocimientos que les permitirán liderar proyectos encaminados a liderar las transformaciones necesarias para hacerle frente a los desafíos ambientales.
Innovaciones como la producción de energía renovable a través de diferentes tipos de biomasa, la agricultura de precisión o el urbanismo sostenible facilitan la optimización del uso de los recursos, al tiempo que reducen el impacto ambiental. De igual forma, el reciclaje, junto a la economía circular, se constituyen como prácticas que buscan reutilizar materiales y reducir el desperdicio, contribuyendo así a una presión de menos impacto sobre los recursos naturales.
Es responsabilidad de los gobiernos y de los organismos internacionales establecer políticas y regulaciones capaces de garantizar la protección de los recursos, lo que incluye la creación de áreas protegidas, la implementación de límites de explotación para determinados recursos y el fomento de prácticas agrícolas y mineras que sean sostenibles.
¿Por qué estudiar energías renovables en Colombia? Porque solo un profesional en ciencias ambientales está en la capacidad de diseñar medidas sostenibles y realizar una adecuada promoción de los cambios que requiere la sociedad para un uso responsable de los recursos.
Estos son profesionales que pueden analizar cómo la afectación de las actividades humanas a la naturaleza, por lo que su relevancia radica en la necesidad de respuestas para poder preservar los recursos naturales, al tiempo que se garantiza un desarrollo sostenible.
La educación y la innovación tecnológica, sumados al compromiso político, pueden asegurar que las futuras generaciones disfruten de los mismos recursos que hoy en día sustentan nuestra vida en el planeta.