A través de la historia, una gran cantidad de investigaciones y estudios se han enfocado en descifrar las distintas formas que tiene el ser humano para adquirir conocimientos, retener lo aprendido y aplicarlo a la práctica en su vida cotidiana. En resumen, aprender.
Actualmente, la ciencia estipula que existen 13 tipos de aprendizaje con características propias. En este artículo te contamos cuáles son, en qué consiste cada uno y de qué manera puedes trabajarlos en el salón de clases con tus estudiantes.
Al proceso de aprender se le conoce como la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades, pero también puede ser la modificación o mejora de aquellos con los que ya se cuenta. Este aprendizaje se puede llevar a cabo a través de distintas acciones, como la educación formal, la experiencia práctica o la investigación independiente, entre otras.
El aprendizaje es un proceso continuo en la vida y fundamental para el desarrollo personal de un individuo, así como para su adaptación a un mundo en constante cambio.
Es el momento de presentar cuáles son los tipos de aprendizaje que existen y conocer cada uno de ellos con su propias aplicaciones y características.
El asociativo es una forma de aprender caracterizada por ser de las más completas y profundas, además de conseguir los mejores resultados. Se trata de un tipo de aprendizaje que tiene lugar cuando asociamos determinados estímulos externos o sucesos con una idea o un comportamiento.
Cuando nuestra respuesta cambia ante un estímulo que se repite en el tiempo o es continuo, ya sea porque nos acostumbramos a él o porque terminamos por interiorizarlo, estamos ante un aprendizaje no asociativo. A través de él, nuestra sensibilidad varía según el momento.
Cuando un estudiante no aprende sólo, sino que lo hace junto al resto de sus compañeros, estamos hablando de aprendizaje en grupo en el ámbito educativo. Para desarrollarlo, el docente se encarga de establecer los equipos de trabajo, asignar los roles y funciones de cada alumno, así como guiarlos durante el proceso.
Es muy frecuente confundir el aprendizaje cooperativo y el colaborativo, pero existen importantes diferencias entre ellos.
El colaborativo se diferencia del primero en cuanto al modo de constitución y funcionamiento de los grupos de trabajo, existiendo mayor autonomía por parte de los alumnos. En el aprendizaje colaborativo, el docente propone el tema o plantea un problema y son los estudiantes quienes deciden cómo abordar el proyecto.
El aprendizaje emocional contribuye a nuestro bienestar y desarrollo personal, además de favorecer que nuestras relaciones interpersonales sean sanas. Con él se pretende que aprendamos a conocer nuestras emociones y gestionarlas de una forma eficiente a la hora de interactuar con otras personas.
Este tipo de aprendizaje puede variar mucho según la persona, en tanto que difícilmente todos reaccionamos y actuamos igual ante una misma situación. Se trata de aprender a partir de las de las situaciones que vivimos o, incluso, de los errores que cometemos, por lo que precisa de un cierto trabajo de autorreflexión.
Acciones como andar, hablar o movernos, ocurren gracias al aprendizaje implícito, un tipo de aprendizaje que se da cuando aprendemos algo, generalmente, sin una intencionalidad. Sucede sin darnos cuenta y casi de manera automática.
Este sí tiene una intención y está atravesado por una conciencia, es decir, somos conocedores de que estamos aprendiendo. Este conocimiento nos permite adquirir información nueva y destacada sobre personas, objetos y lugares. El aprendizaje explícito requiere ciertos niveles de atención y ejercicio por parte de nuestro cerebro.
Es un aprendizaje que muchas veces no llega a entender los conceptos y conocimientos, ni llevar a cabo reflexión alguna. Hasta hace poco tiempo, era el tipo de aprendizaje más utilizado en el ámbito educativo. Se trataba de fijar en la memoria y recordar conceptos casi de manera autómata.
Este tipo de aprendizaje requiere la participación de, al menos, dos personas: una es la más experta, es decir, la que realiza una acción o tarea dando ejemplo (modelo) y otra es la que observa e imita o reproduce la actuación de la persona modelo (aprendiz). Lo visual es la base de este aprendizaje.
En este tipo de aprendizaje, el estudiante busca información por su cuenta para resolver las dudas que le han podido surgir en el proceso. Los datos que encuentra los organiza en su esquema cognitivo, al tiempo que los relaciona con conocimientos que ha adquirido antes. Es uno de los tipos de aprendizajes más activos que existen. En él, además de aprender participando e interactuando con el docente, el estudiante va más allá, sin conformarse sólo con lo que le han enseñado.
Este es uno de los aprendizajes pasivos, en tanto que el estudiante se limita a recibir la información por vía oral, escrita o audiovisual, y después debe interiorizar ese contenido para poder reproducirlo.
Se trata de uno de los aprendizajes más efectivos. Este aprendizaje consiste en recopilar, seleccionar y organizar la información que se nos está transmitiendo, con el fin de que podamos establecer una relación entre estos conocimientos nuevos y los que ya se adquirieron previamente.
Trabajar con diferentes tipos de aprendizaje es importante y necesario, especialmente cuando la intención es ofrecer una educación eficaz e igualitaria para personas con diversos estilos de aprendizaje. Estas son algunas estrategias para trabajarlos con tus estudiantes en clase:
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