Cuando nacemos, nos vemos inmersos en el pequeño grupo que forma la familia y progresivamente nos incorporamos a otros grupos que nos transmiten una cultura y valores socialmente compartidos y aceptados. Es por esto, y otras razones, que la sociedad ejerce una enorme influencia en nuestro desarrollo psicológico.
Por lo tanto, es imposible entender nuestros comportamientos y la mente humana al margen de la psicología social.
A la rama de la psicología que estudia el comportamiento humano en la sociedad se le denomina psicología social. Esta analiza los procesos sociales y las relaciones interpersonales que influyen tanto en el comportamiento de las personas como en la formación de su personalidad.
Esta ciencia profundiza en las interacciones entre las personas, en el contexto de los grupos y en los entornos sociales, con el fin de comprender fenómenos como los roles sociales, estereotipos y valores, así como la identidad social, la conciencia colectiva, el trabajo en equipo o el liderazgo.
La psicología social busca llegar a leyes y principios que rigen la convivencia, con el fin de facilitar la calidad de vida de cada individuo, además de favorecer un funcionamiento óptimo de la sociedad.
El objetivo de esta ciencia se basa en comprender las causas y motivos sociopsicológicos que subyacen al comportamiento humano y las masas.
La utilidad de la psicología social es trascendental a nivel estructural, ya que proporciona las bases científicas para aprobar leyes que fomenten el bienestar social, sumado a promover planes sociales o construir redes de apoyo social. Conocer los factores sociales que promueven determinadas conductas permite intervenir en los mismos para cambiar los comportamientos finales.
La psicología social es fundamental a escala comunitaria, ya que ayuda a diferentes instituciones, organizaciones y grupos públicos o privados en la tarea de lidiar con conflictos locales o prevenir potenciales problemas, facilitando dinámicas sociales que fomenten el consenso en las comunidades.
La facilitación de los grupos de autoayuda, escuelas de padres o programas de intervención y sensibilización, hacen parte de las tareas de un psicólogo social, que puede trabajar en la atención directa, ya sea a nivel individual o grupal.
Además, también tiene a cargo detectar situaciones de desprotección o vulnerabilidad social, así como diagnosticar su posible alcance y planificar programas que busquen minimizar su impacto y fomentar la integración social.
El diseño y puesta en práctica de programas de prevención de problemas de origen social, como las adicciones, la violencia o la delincuencia, también es uno de los trabajos esenciales de este profesional.
El psicólogo social impulsa y mejora las redes formales e informales de apoyo social, diseñando programas de carácter preventivo dirigidos a sensibilizar y activar los recursos de la propia comunidad. También se encarga de la promoción de los procesos de participación comunitaria y el empoderamiento de sus miembros, con el fin de que tomen decisiones beneficiosas para todos los miembros de la comunidad.
Al estudiar los factores protectores y de riesgo relacionados con las interacciones sociales, el psicólogo social también puede dedicarse a la investigación.
De otro lado, puede desempeñar funciones de formación, especialmente los profesionales que trabajan con grupos, como los líderes, trabajadores sociales o profesores.
De hecho, el psicólogo social también está en la capacidad de actuar como mediador entre diferentes grupos sociales o dentro de estos mismos, al tiempo que puede mediar en conflictos familiares o laborales, comunitarios, interculturales o penitenciarios.
Su figura se erige como parte neutra e imparcial para facilitar la comunicación y maximizar los puntos en común, con el objetivo de llegar a un acuerdo y prevenir futuros conflictos.
Recientemente, el psicólogo social también ha ganado protagonismo en áreas como el cuidado del ambiente, en tanto que puede contribuir a fomentar conductas ecológicamente responsables, educar a la ciudadanía en la importancia de preservar el medio ambiente o asesorar a los encargados de adaptar los entornos a las necesidades especiales de las personas y los grupos.
Si quieres ser psicólogo social, primero debes estudiar una carrera en psicología, que te ayudará a la comprensión del comportamiento de las personas en los contextos sociales y el influjo de la sociedad.
Posteriormente, puedes decidir estudiar una maestría que te ayude a mejorar tu carrera profesional, según el área en la que desees especializarte. Existen programas enfocados exclusivamente en la Intervención Social, otros se centran en la Psicología Comunitaria, algunos en la Psicología de las Organizaciones o incluso podrías estudiar una Maestría en Psicología Infantil y Juvenil con miras a trabajar con niños y adolescentes en asociaciones, colegios y fundaciones.