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Dos de los trastornos por los que más se acude a terapia son los de la ansiedad y la depresión. Para el 2023, según los datos de la Organización Mundial de la Salud, cerca del 5 % de la población mundial adulta padecía de depresión, seguida de los trastornos de ansiedad, con un 4 % de la población padeciéndolos.
Aunque estas patologías pueden manifestarse de forma separada, también pueden hacerlo de manera conjunta, dando lugar al trastorno mixto de ansiedad y depresión (CIE-10), también llamado trastorno ansioso depresivo.
La recomendación para tratar de gestionar y poner solución a estos síntomas, es la de acudir a profesionales de la salud mental. Si tu anhelo es el de convertirte en uno de ellos, para contribuir a la recuperación social y emocional de los pacientes, la Universidad Europea en Colombia te ofrece la Maestría en Psicología en Situaciones de Crisis y Emergencias y la Maestría en Psicología Infanto Juvenil, dentro de una amplia gama de posibilidades con diferentes opciones de maestrías para psicólogos.
En el trastorno mixto de ansiedad y depresión prevalecen los síntomas de depresión y ansiedad, siendo los últimos los más intensos.
En los casos en los que los síntomas de ansiedad y depresión son lo suficientemente graves como para justificar diagnósticos individuales, ambos trastornos deben ser diagnosticados de manera separada y no utilizar esta categoría.
Estos trastornos comparten características tales como el dolor emocional, la irritabilidad, el bajo estado de ánimo y la baja autoestima, entre otros, lo que provoca que, en ocasiones, una situación de ansiedad prolongada pueda desencadenar también depresión y viceversa. Sin embargo, en algunos casos, los síntomas aparecen de manera simultánea, con niveles moderados de ansiedad y depresión, acompañados además de angustia, preocupación excesiva y alteraciones en el sueño, entre otros.
Varias causas que podrían dar lugar al trastorno mixto de ansiedad y depresión han sido identificadas, como desequilibrios químicos cerebrales y predisposición genética. No obstante, a menudo, es difícil identificar un solo y único elemento desencadenante. Entre algunos de los factores de riesgo más habituales, están:
Las personas encargadas de diagnosticar si un paciente padece trastorno ansioso depresivo son los profesionales de la psicología. Los caminos para llegar a ser psicólogo y ejercer como tal en las distintas ramas de la psicología son diversos y variados, sin embargo, la especialización siempre será u factor determinante en el avance en este sector.
Para llegar a un diagnóstico preciso, estos profesionales necesitan realizar una evaluación detallada que incluya no solo la historia clínica del paciente, sino también una evaluación de los síntomas que presenta. Sumado a esto, es importante tener en cuenta las diferencias y similitudes entre ansiedad y depresión, con miras a poder interpretar los síntomas de forma correcta.
Para considerar que el paciente padece trastorno ansioso depresivo, debe haber un estado de ánimo disfórico persistente, acompañado de algunos de los siguientes síntomas:
Teniendo como base la sintomatología del paciente y su nivel de gravedad, se deberá elaborar un tratamiento personalizado. Entre las terapias más utilizadas, están la terapia cognitivo-conductual.
El fin de la terapia cognitivo-conductual es que el paciente reduzca su nivel de activación fisiológica con técnicas como la relajación o la psicoeducación. Uno de los principales y primeros pasos para abordar el trastorno ansioso depresivo es reconocer y comprender cómo manejar las emociones para, de esa manera, mejorar el estado de ánimo del paciente.
De igual manera, se utilizan técnicas como la reestructuración cognitiva con miras a intentar modificar algunas creencias o pensamientos que puedan estar manteniendo el problema.
En algunos de los casos también es posible que el profesional médico decida recurrir al uso de medicamentos como antidepresivos y ansiolíticos, con el objetivo de tratar el trastorno ansioso depresivo.
Entre las funciones de un psicólogo, están las de diagnosticar y tratar este tipo de trastornos, además de acompañar al paciente en su camino hacia la recuperación. Sus conocimientos son determinantes para establecer cuál es el mejor enfoque en cada caso y cómo llevarlo a cabo.
Es importante tener en cuenta que la recuperación del trastorno mixto de ansiedad y depresión varía de una persona a otra, pero con el tratamiento adecuado y el apoyo de los profesionales de la psicología la posibilidad de mejorar la calidad de vida de estos pacientes es cada vez más alta.